El Siglo Del Viento

Un noticiario de Fernando Birri y Eduardo Galeano

Este año, según parece, completaremos una década de vivir en el siglo XXI. La percepción aparentemente descentralizada del mundo, que proviene del uso de internet, va borrando aquella vieja sensación de aislamiento que percibían nuestros abuelos y nuestros padres. La sensación de que era extraño encontrarse con un igual, alguien con quien compartir ideas, música, textos, cine, o hablar de cómo era el mundo en otras partes.

Con la música de los Beatles se sintió una de las primeras oleadas de aquello que tarde o temprano sería llamado globalización. El mismo sistema político y de comunicaciones no estaba preparado. Un torrente de jóvenes pre, post y tardíamente adolescentes se sumaban a una emocioante sensación de pertenencia, por primera vez. Novedades, cambios, contradicciones y una manera desconocida de concebir la identidad.

Con todo este auge de la información, comenzaría la época de los grandes «Medios de Comunicación». El cine, la radio, las revistas, la historieta y más tardíamente la TV. Con ellos comenzó, también y por supuesto, la censura. Es decir comenzó la manipulación del sentido y del discurso. Lo que és permitido difundir y lo que no. También comenzaron los objetos de culto que solo eran distribuídos clandestinamente para conocedores que se arriesgaban al oprobio social y, aveces, judicial. Películas, libros, comics, discos, etc. que nadie podía conseguir.

Con la aparición del internet en nuestras vidas hace escasos 10 años (antes de eso no existían conexiones masivas como hoy) ese fenómeno desapareció progresivamente. Aunque no todo está en la red, una cantidad enorme de aquel material secreto, privado, y codiciado  ha dejado de serlo. Ahora el poder que controla la información no se encuentra en la censura directa. Se ha movido de lugar. Porque cuanto más inconsciente somos del control, mejor funciona.

No se trata de caer en la absurda paranoia, o temerle a las redes sociales, o imaginar conspiraciones en cada e-mail. Los principales índices de control de información en internet se basan en el criterio de popularidad, simplemente vemos más aquello que parece tener mayor éxito social. Las herramientas de diseño y búsqueda se han transformado en las armas más poderosas de la información. Basados en el antiguo criterio: coma caca, millones de moscas no pueden equivocarse.

En otras palabras la manipulación contemporánea de la información se basa en la ignorancia, pero no nos referimos a la ignorancia libresca, o a la supuesta ¡falta de cultura general! que nos achacan (¿?). Todos somos portadores de una cultura completa. Nos referimos, más bien, a nuestra incapacidad de crear libremente un criterio de selección de la información. Antes era ¿te gusta o no te gusta el Che Guevara? Ahora es: ¿Quieres permitir que la aplicación «Cambiar el color de Facebook» tenga acceso a tu información? La ignorancia es, siempre, nuestra dificultad para ser libres.

Bueno, todo esto para presentar este «noticiario» o «informativo» creado por Fernando Birri en relación al libro de Eduardo Galeano. Un noticiario de todo aquello que no vimos (o casi no vimos porque ahora ya se puede), del siglo XX en América. La larga América más allá de sus límites latinos.

No quiere decir que esta sea la «verdad», tanto se ha dicho y tanto se ha creído. La Verdad muere con el que la busca, y renace más allá de todo significado, de todo sentido, en el corazón del hombre.

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Noticiario documental del siglo XX, realizado por Fernando Birri sobre el libro de Eduardo Galeano «El Siglo del Viento».

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Fernando Birri:
847Nace en Santa Fe, Argentina el 13 de marzo de 1925. Director de cine y teórico. Antes de vincularse al cine, incursiona en el campo del teatro y la poesía. De 1950 a 1953 cursa estudios en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, Italia.

En 1956 funda y dirige el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. Así surge la Escuela Documental de Santa Fe y una manera diferente de testimoniar la realidad del país. Allí realiza una de las obras más destacadas del cine latinoamericano de todos los tiempos, Tire Die un documental que denuncia las ominosas condiciones de vida de un barrio marginal en la ciudad de Santa Fe, Argentina. Después continúa la búsqueda de un lenguaje que exprese con personalidad propia y calidad artística la verdadera historia y contradicciones de América Latina.

En 1982, funda el Laboratorio de Poéticas Cinematográficas del Departamento de Cine de la Universidad de Los Andes, en Venezuela. En 1984 lo eligen Miembro de Honor del Comité de Cineastas de América Latina. Fue fundador de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y Miembro de su Consejo Superior, además de fundador y director de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en La Habana (1986-1991).

Recibe en 1986 el Premio Coral de Honor en el VIII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana. La renovación permanente de temas, técnicas y estilos marcan la obra de este notable realizador. Sus filmes más importantes son Tire dié (1956), Los inundados (1961), La Pampa gringa (1963) y la experimental Org (1978). Desde 1964 vivió en Roma, con posteriores y largas estancias en Cuba, México, Venezuela y Brasil.

Fuente: http://www.avizora.com

La Siesta de Paulus

Un cuento de Matías Chavez

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“Después de esto hubo entre los salvajes el rumor acerca de mí que los Mocobíes tenían un Pater que enviaba a sus indios a cortarles las cabezas.”

Florián Paucke – Hacia Allá y Para Acá  (Una estada entre los indios Mocobíes 1749-1767)  Tomo II – Pag. 309

Sobre el filo de la tormenta despertó Paulus Conoquín, a lo lejos los relámpagos alumbraban el monte, la laguna, y la cañada. Se despertó de un salto, el corazón latía muy fuerte en su pecho y nada se movía en el aire, apenas la tormenta que se acercaba. Cuando la luz intermitente se atenuaba, en los vientres del monte, se movían brillosas las luciérnagas.  El menudo y moreno cuerpo de Paulus quedó firme y contemplativo ante el paisaje, la respiración completa, profunda. Seguía soñando. Y soñaba ahora con una batalla que la luz eléctrica traía a marejadas. Gritos de los rebeldes atravesados por filosas chuzas doradas al atardecer. El gesto torcido de su cada vez más lejano primo Vatala, muriendo con gusto, bajo su lanza.

Paulus fijó la vista en la laguna, varios destellos cortos no le dejaron ver más que fantasmas, que su imaginación desdeñaba. De repente sintió su propio olor, un perfume a animal que le estimulaba el bajo vientre. Quedó parado y caminó; caminó rumbo a la laguna. No había nadie en pie ¿Por qué el Pater lo habría dejado? Solamente la resolana de un recuerdo, esa laguna, y la batalla. Y la batalla… no tenía nada de extraordinario, sintió: treinta mocovies ladrones y nosotros, los hijos de nuestro santo Xaverij para pasarlos a deguello.

Y estaba el Pater… Él nos dio la fuerza. ¿Por qué el Pater habría dejado solo a Paulus roncando su siesta? Paulus sintió una gota de agua rodarle por la frente y lo bautizó de luz un relámpago, el mismo que mostró la calavera cortada a cuchillo de Arixojalín, antes de llegar a la orilla. De niño conoció a ese indio grandote, él no era primo ni nada, tampoco tuvo miedo ni asco cuando le rebanó el cachete con el filo de su cuchillo.

Recordó al Pater… su mirada huidiza mientras refregaba el hábito percudido de sangre y polvo en la laguna. Esa sonrisa de él petrificada, inquietaba a Paulus. Cuando el Pater se ríe se retuerce la tierra de espanto. Y cuando está serio es mejor, nos aliviamos todos, sintió.

Paulus cocinó los cachetes de Arixojalín y algún otro que no fuera su pariente debajo de un algarrobo grande. Cithaalín se enfureció y se fue a comer asado de potro con otros diez allá, en la otra punta del páramo. Alcahuete, alcanzó a sentir Paulus, antes era un indio rebelde y ahora tiene el vientre suelto. Pero la verdad es que no le importó mucho, el perfume del aromo quemado le recordaba al abuelo masticando el corazón crudo de un Suri. En eso estaba cuando el Pater se le acercó por la espalda. Paulus de un salto ya había sujetado la cabeza de Paucke y apoyado la hoja del cuchillo ensangrentado sobre su pálido cuello.

-¡Ikaik lecat!! – Profirió el rosáceo austríaco, mientras Paulus lo soltaba espantado, como si hubiese abrazado una Yarará al reconocerlo.

Paulus se sintió tan apenado que empezó a llorar como un niño. El Pater se alejó unos pasos y profirió una de sus risas turbadoras. Paulus había caído al piso y se arrojaba tierra sobre la cabeza. Entonces el sacerdote caminó hacia él y le tomó un hombro.

-Chitamaan… yechitamaan…

Paulus se calmó súbitamente, y su rostro lleno de tierra y sangre dibujó una senda sonrisa. Paucke fue a sentarse junto al algarrobo.

El Pater insistía a Paulus para que se dejara puesta la chaqueta aún cuando salía de la capilla del Santo Xaverij ¿Por qué abandonaría a Paulus el Pater, luego de tan brava batalla? Conocía el porte orgulloso del jesuita cuando estaba conforme con la tarea. Muy compasivamente había encomendado aquellas almas paganas a nuestro señor. Luego había fregado su hábito. Después se había sentado junto al algarrobo y preguntado:

-¿ashicó skeó Arixojalín?

Paulus no supo cómo reaccionar, se quedó perplejo. En ese momento la imagen del Pater y del Abuelo se hicieron una en su pecho. Esperaba que el Pater confirmase su pregunta, Paucke arqueó sus ojos hacia el cielo en señal de impaciencia. Paulus se apresuró y cortó la mitad de la carne asada y se la dio en una vara. El Pater tomó la vara, se levantó y comenzó a caminar hacia los caballos -ashigo… la! Dijo despidiéndose.

Ahora Paulus tenía medio cuerpo metido en la laguna, sus dedos se hundían en el fondo barroso y llovía con mucho viento cálido. Un remolino acompasaba los árboles que rodeaban el ojo de agua; el próximo destello fue sonoro. Sonaba a una ira amiga, un estrépito familiar, una carcajada. La cara chuzeada de Vatala apareció implorante junto a su cuerpo muerto. Paulus no sintió miedo ni culpa, se sintió solo. ¡Si al menos su primo, de cara al rayo, pudiese escucharlo en su silente plegaria de compañía! Paulus comenzó a desgarrarse por dentro.

-Piguim… ¡Asogognagá! ¡Pater…! – Gritaba -¡Pater! ¡Paater! ¡Paaater!

El dolor en su pecho era gigante, y se agrandaba con cada bocanada de aire.

-¡Pater! ¡Paater! ¡Paaaterlec!

Y el viento súbitamente se silenció, dejando al agua caer sin fuerzas; y el abandono de Paulus llegó a sus entrañas y lo dejó sin aire. La lluvia fue deteniéndose y el calor húmedo arreció con aromas podridos. En el vientre de los árboles la noche franca mandó a sus emisarias, las luciérnagas, otra vez. Un surcido de talismanes brillantes formaron una red y se movieron todos a la vez, como unidad misteriosa.

En ese silencio regresaron los sonidos distantes, cada vez menos distantes. El repiquetear de los galopes bestiales.  Serían los hijos de Xaverij… no. Serían los hermanos de Vatala y los jinetes desdentados de Chidiago. Sí. La noche protege a los demonios que buscan las almas abandonadas. ¿Por qué el Pater habría dejado solo a Paulus roncando su siesta? Con el alma herida chorreaban las lágrimas viscosas de Paulus.

Los caballos se detuvieron más allá del matorral. Alguien se acercaba. Nada se movía en el aire. Apenas la tormenta que no se decidía a desguasarse. Todo quedó a la expectativa. Una luz de lámpara fue iluminando hasta la orilla de la laguna y desde allí preguntó.

-Wo bist du Paulus?

Mi Corazón Me Recuerda

Se trata de un cortometraje musical, realizado por Golondrina con fotografías y video tomadas en San Javier, la música pertenece a Lila Downs y la letra es un poema de Jaime Sabines.

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Sabines-03Jaime Sabines (México, 1926-1999) es considerado uno de los poetas más importantes en México en el siglo veinte. También es uno de los poetas más famosos en su país. Su poesía trata de conectarse con el lenguaje común y la oralidad. En Latinoamérica Sabines es considerado uno de los pioneros de la "poesía conversacional", que trató de romper con el lenguaje complicado y difícil de la poesía de la vanguardia. Sabines es famoso por sus poemas sobre el amor y sobre la mortalidad. Es una figura muy querida en México.

Yo, Canibal

Datos Históricos, Imaginarios y Periodísticos sobre Caníbales en el Litoral Santafesino

Sumergidos en el nuevo continente, temiendo la ponzoña de sus animales, delirando por el aislamiento y la enfermedad, los primeros cronistas y exploradores de la indias meridionales nadaban en una atmósfera bastante aterrorizante. Las primeras experiencias en el reconocimiento del terreno habían dejado relatos como el de la muerte de Juan Díaz de Solís:

La generalidad de los cronistas y otros testimonios de la época añaden que los indígenas descuartizaron los cadáveres a la vista de los que habían quedado en la carabela, y comieron los trozos de los españoles. No faltan modernos historiadores que niegan el hecho, considerándolo falso y como una de las muchas leyendas infundadas que hay en la conquista de América. Pero J. T. Medina logró probar, hace ya muchos años, que en efecto los indios mataron y comieron a los desdichados españoles, utilizando los testimonios de Diego García, y de muchos más, entre ellos los relatos del sobreviviente Francisco del Puerto.

Desventuras en la Historia – Martín Caglani – May 17, 2006

Estas historias permitieron la creación de un relato mítico magnífico, que avivaba la imaginación de muchísimos aventureros que tenían como objetivo una descripción «estimulante» de las así llamadas indias:

Theodorus de Bry (1528-1598)

Sin embargo tenemos una versión diferente y tal vez, un poco más convincente en función de los antecedentes de lo que fue la conquista del continente Americano y la masacre y genocidio del pueblo indígena.

Lucas Marton describe que Juan Díaz de Solís no habría siquiera descendido del barco. Fue Martín García quien habría encabezado una exploración hacia esta isla que luego llevaría su propio nombre con cinco tripulantes más. Allí habrían tenido un amigable recibimiento de los aborígenes pero aparentemente, García y compañía aprovecharon la gratitud indígena para violar a las mujeres, robar y matar a los pobladores que los habían recibido en aquella isla. Tras esto, la venganza de los indígenas charrúas o guaraníes fue implacable pudiendo salvar su pellejo solamente dos marinos junto al mismo Martín García a quien lo hirieron mortalmente pero que consiguió llegar al buque.

Luego de este hecho Solís habría ordenado el retorno a España con lo que se originó un motín en el barco ya que la tripulación quería lograr sus objetivos de riquezas y Solís habría sido arrojado al mar junto con traiciones como la de Francisco de Torres que se valió de la ansiedad de la tripulación y de las circunstancias para acusar a Solís de estar colaborando con la corona portuguesa.

Historia en «La Guía 2000» –   La muerte de Juan Díaz de Solís

Theodorus de Bry (1528–1598)

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Canibalismo Cultural

Los conquistadores españoles y, en general, los europeos han acusado de canibalismo a otros pueblos para justificar su invasión y su sometimiento, en nombre de una evangelización y culturización, que no es más que el enmarañamiento y el disimulo de un saqueo económico de las riquezas del «otro», un robo perpetrado a gran escala con los auspicios y el patrocinio de la cultura, religión e instituciones dominantes.

Gonçal Vicenç Bòrdes – LA VELLETA VERDA – Dic 1 2003

Tomando en cuenta este comentario de Bòrdes resulta interesante analizar la carga negativa de este concepto: «canibalismo». Fuera de la complejidad y el sentido de la ingestión de carne humana en distintas culturas, el «canibalismo» también se manifiesta en los genocidios culturales a los que nos vemos sometidos. Culturas diferentes que han sido incorporadas a la enorme digestión colonial del mundo, y que ha llegado al día de hoy en forma de globalización.

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El sistema tiene dos vías  de neutralizar a los que perturban su funcionamiento: si entran en el juego los convierte en personalidades, si son irreductibles, los mata

Contracultura para principiantes – Juan Carlos Kreimer

Los Mejores Caníbales de la Costa Santafesina

Florián Paucke no se muestra escandalizado, apenas objetivo, y a juzgar por el párrafo final hasta orgulloso, del así llamado «temor» provocado por sus «Mocobíes»; mientras describe una escena de canibalismo. Al parecer tampoco le resulta ajena este tipo de práctica obviamente no recomendada por jesuítas y evangelizadores:

Especialmente los dos susodichos Lacalaguitchiga y Vatala habían recibido ya varios lanzazos en el vientre de modo que  la sangre manaba con fuerza de las heridas pero sin embargo no cejaron de pelear hasta que quedaron sin fuerzas; aun cuando ya no podían estar parados, sentáronse  en el suelo y no dejaron caer sus lanzas hasta no quedar finalmente  completamente atravesados. En esta ocasión a un anciano, de nombre Paulus Conoquin, un generalmente muy devoto y buen cristiano (que era manductor de los muchachos y diariamente estaba presente con ellos en la doctrina cristiana) le instigó el antiguo apetito de comer carne humana, buscó entre los muertos los más gordos, les cortó la piel de la frente junto con la carne, la tiró sobre el fuego y la comió así asada.

Si antes de esto mis Mocobíes eran temidos por los salvajes, el miedo después de este combate fue aun mucho mayor de modo que ninguno se atrevió de ahí en adelante a acercarse a mi reducción aun a muchas leguas…

Florián Paucke – Hacia Allá y Para Acá (Una estada entre los indios Mocobíes 1749-1767) – Tomo II – Pag. 308

Es curiosa la figura de Florián Paucke, al confesarse como un auténtico mediador bélico en el momento de proteger emplazamientos jesuítas. Y lleva a resignificar su carácter de Padrecito en un auténtico Guerrero. Sería difícil sino comprender cómo prosperó su relación con los Mocobíes.

Después de esto hubo entre los salvajes el rumor acerca de mí que los Mocobíes tenían un Pater que enviaba a sus indios a cortarles las cabezas.

Florián Paucke – Hacia Allá y Para Acá (Una estada entre los indios Mocobíes 1749-1767) – Tomo II – Pag. 309

¿Un antropófago en Helvecia?

Esta nota es una colaboración a nuestra investigación de Claudio Gervasoni, que descubrió en el magnífico blog «Fuera de Foco» esta historia casi olvidada. Intentar vincularla con lo anterior es absurdo,  sin embargo forma parte de la memoria colectiva de la región.

Sucedió en una isla del departamento Garay en 1936. El caníbal fue trasladado a Santa Fe y luego a un hospicio de alienados en Buenos Aires. El diario El Orden realizó una sensacional cobertura de uno de los casos más truculentos de la historia criminal santafesina.

“¡Existe el hombre malo que se come a los chicos! ¡Cocinó y comió a una criatura de once años!”, es el sensacional título que aparece en portada del diario El Orden el 22 de mayo de 1936.

Además del título, el despliegue periodístico de la información recuerda mucho a la forma en que trabajaba este tipo de casos el diario Crítica: la mayor parte de la noticia es relatada por el periodista que pudo entrevistar a Aparicio Garay, el criminal, y así lo testimonia una fotografía.

Un día antes de ese titular, en página 6, el diario impacta con grandes letras: “¿Un antropófago en Helvecia?”, y un breve anticipo de la información, que no había podido desarrollarse por haber cerrado las oficinas telegráficas poco antes de conocido el sucesos.

La edición del 22 de mayo es sensacional: en varias páginas, y con una gran profusión de fotografías, se cuenta que Garay había secuestrado, asesinado y luego devorado a un chico en una isla cercana a Helvecia. Hacia allí fue el cronista y describió al criminal así: “Se abre la puerta y aparece un hombrecito insignificante, descalzo, con un saco azul sobre las carnes y unas bombachas curtidas por el agua y el uso. El cabello entrecano, revuelto y desordenado; los labios secos y prominentes en algunos gestos; abultados y groseros en otros; la mirada escurridiza y a ratos incisiva”.

Garay le relató a El Orden que el chico había ido con él por voluntad propia y que pasado un tiempo quiso irse. Él lo persuadió: “Vea compañerito… usted no puede dejarme. Hemos salido juntos, usted es mi compañerito, debemos seguir juntos. Cómo me va a dejar solo?”

Se quedó unos días, pero una mañana lo vio en una canoa, yéndose. Garay dijo que la voz del “horario” le dijo que lo fuera a buscar, y él tomó su fusil, le apuntó y le disparó a la cabeza.

“¿Qué es eso del “horario”?, le preguntó el cronista. “El horario es mi Dios”, contestó. “Él manda, yo soy su sirviente. Manda a todos los hombres. En el horario, están las horas. Las horas son el tiempo. Es la vida de los hombres. Sin el horario no hay vida. El horario me dijo: ¡no lo dejes ir!… Y yo no lo dejé ir. Qué podía hacer? Yo soy un sirviente”.

La historia del horror recién comienza. Cuando Garay rescató al cuerpito de las aguas, “el horario” le dijo que tenía que comer. Y él lo hizo. “Primero lo abrí… Con el machete. Lo limpié bien. Yo sé cortar. Aprendí en el hospital (…). Limpié bien los huesos. Primero los iba a guardar, para trabajarlos. Lindos huesitos. Hubiera hecho unas fichas. Pero por dentro no servían. Eran esponjosos. Entonces los tiré al río. Y la carne la colgué. Hice ganchitos y colgué la carne de la enramada cerca del rancho”.

Como si fuera poco, el cronista le sigue preguntando: ¿qué comió, cuánto comió? Aparicio Garay dijo que no toda la carne es buena, pero que además había comido con miedo, porque “uno se envicia. Come y después siempre quiere comer”. Hizo asado, frió otros pedazos y luego, con derritió la grasa e hizo aceite.

A la policía le dio algunos detalles más: “La cabeza la herví… los sesos no se podían comer y se los di a los perros. Pero las carnes eran buenas”.

En los días siguientes, Aparicio Garay, el nombre con el que se lo identifica, pues carecía de documentos, es trasladado a Santa Fe. El Orden se dedica entonces a intentar comprender el caso: en otros tiempos, se hubiera dicho que estaba poseído por un demonio y destinado a la hoguera, marca; pero hoy, el caso pertenece a la ciencia. Es verdaderamente notable la forma en que el cronista analiza los retazos de la vida de un hombre buscando entender cómo se llega a la locura para llegar a la conclusión de que “en contacto con hombres y en un medio normal, se hubiera corregido”.

Ante el juez Salvador Dana Montaño, Garay repite casi las mismas palabras que ante el cronista de El Orden. Sin embargo, aún queda por esclarecer el modo en que murió el niño, ya que existe, además de la versión del criminal, la hipótesis de que había sido degollado.

Algunos meses después, en octubre, el magistrado dicta su sentencia: “Es un sujeto senil, con delirios sistematizados, cuya evolución no puede precisarse”. El dictamen es sobreseimiento, pero ordenando la reclusión de Aparicio Garay en el Hospicio Las Mercedes de Capital Federal, por carecer Santa Fe de un establecimiento adecuado.

Hacia allí fue trasladado Garay. La última noticia que se tuvo de él fue en octubre de 1938, cuando asesinó a un compañero porque este no lo dejaba dormir.

Pablo Bosch – Fuera de Foco – Mar 2, 2008

El Entenado de Juan Jose Saer

En este relato de ficción Juan Jose Saer viaja a los principios de la conquista de sudamérica, donde su personaje en primera persona, queda preso, y milagrosamente ileso, entre los llamados indios Colastiné. Allí, en trance descriptivo, se ve inmerso en una dantesca bacanal en la que sus propios compañeros de viaje son ahora el banquete de estos ajenos, y al mismo tiempo cándidos e ingenuos indígenas caníbales.

El que estaba decapitando al capitán -porque cuando miré con más atención pude comprobar que el aire ausente de ese cuerpo desnudo cuya cabeza, que estaba siendo seccionada en ese momento reposaba, para mayor comodidad, como la de un niño adormilado en el regazo de su madre, en las rodillas de su propio degollador, era el del capitán- se distrajo un momento de su tarea, alertado sin duda por la intensidad de mi asombro silencioso, y, dirigiéndome una sonrisa llena de simpatía y de simplicidad, sacudiendo la mano que blandía el cuchillo, exclamó Def-ghi, Def-ghi, y señaló con el dedo el cadáver que estaba decapitando. Algo ridículo debía haber en mi expresión, porque uno de los que estaban despedazando el primer cadáver hizo un comentario en voz alta, sin dejar de hundir su cuchillo en el pecho sanguinolento, y los que alcanzaron a oírlo se echaron a reír a carcajadas. Fue en ese momento en que la conciencia exacta de lo que se avecinaba me vino a la cabeza, de modo que me di vuelta y me eche a correr…

…Como me pareció ver que la carne traía pegados, aquí y allá, fragmentos de una materia oscura, induje que debían haber arrastrado los pedazos, por descuido, en el suelo, y que debían habérseles adherido hojas secas y ramitas, e incluso tierra, pero cuando me acerqué unos pasos para ver mejor comprobé que, no solamente la carne no había sido tratada con negligencia sino que, muy por el contrario, había sido objeto de una atención especial, porque lo que yo había confundido con adherencias extrañas debidas al contacto con la tierra no era otra cosa que una especie de adobo hecho con hierbas aromáticas destinadas a mejorar su gusto.

La disposición de la carne en las parrillas, realizada con lentitud ceremoniosa, acrecentó la afluencia y el interés de los indios. Era como si la aldea entera dependiese de esos despojos sangrientos. Y la semisonrisa ausente de los que contemplaban, fascinados, el trabajo de los asadores, tenía la fijeza característica del deseo que debe, por razones externas, postergar su realización, y que se expande, adentro, en una muchedumbre de visiones; no ardían, esos indios, en presencia de la carne, de un fuego menos intenso que el de la pira que se elevaba junto a las parrillas. A pesar de la expresión, semejante en todos, se adivinaba en cada uno de ellos la soledad súbita en que los sumían las visiones que se desplegaban, ávidas, en su interior, y que ocupaban, como un ejército una ciudad vencida, hasta los recintos más oscuros.

Juan Jose Saer – El Entenado – 2005

Cuerpo y Sangre

Para no caer permanentemente en prejuicios es necesario acercarnos a aquellos temas y asuntos que nos causan repulsión. El morbo se alimenta de la distancia y de los prejuicios. De aquello que se ve sin querer comprometerse. No es posible formarnos una opinión sobre un tema si no estamos dispuestos a encararlo. Aquello que vemos sin prejuzgar, sin apego ni aversión, es aquello que podemos comprender plenamente.

El hombre blanco se ha creído superior en muchos aspectos a otras razas y se ha creído con el derecho de robar a las razas inferiores, matar y exterminar todas sus culturas, aunque para ello se haya tenido que inventar embustes sobre lo malos que eran los primitivos. Es a partir del siglo XVI, cuando Occidente se encuentra con el «otro» y tiene que elaborar su identidad, cuando el canibalismo, como rasgo de barbarie y salvajismo, se atribuye a los pueblos primitivos y, al tiempo, como algo ajeno al «occidente civilizado». Pero la verdad es que, incluso en esa época, se practicaba el canibalismo en Europa, y que durante toda su existencia el hombre ha sido un caníbal.

Gonçal Vicenç Bòrdes – LA VELLETA VERDA – Dic 1 2003


más sobre la rebelión y San Javier

Este es un fragmento del E-Mail, y la nota adjunta de Rosario/12, que Verónica Greca (Antropóloga investigadora de  «La Última Rebelión» y descendiente directa del estadista, escritor y precoz realizador cinematográfico sanjavierino, don Alcides Greca) nos envió a propósito de los múltiples proyectos audiovisuales que están surgiendo sobre este tema:

«Ahora te escribo para mostrarte esto. Nunca termino de sorprenderme de la cantidad de personas que estamos trabajando en lo mismo, sin conocernos… Por algo todos, de un modo u otro, llegamos a esto… Viste qué impresionante???!!!!!!»

Verónica Greca


logo rosario

Lunes, 21 de diciembre de 2009

Otra mirada sobre la última rebelión

El documental reflejará el levantamiento mocoví de 1904, que también fue retratado en El último malón, de Alcides Greca, de 1917. El nombre se basa en la reivindicación del pueblo originario de aquella gesta en defensa propia.

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Pablo Romano distribuye méritos. «El proyecto no me pertenece a mí sino a todos los que participan».
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Por Leandro Arteaga

«Soy el director pero el proyecto no me pertenece a mí, sino a todos los que participan del trabajo», señala el realizador Pablo Romano a Rosario/12. Será entonces pertinente señalar que el documental que dirigirá Romano cuenta con la participación de Arturo Marinho (en guión y producción ejecutiva), Horacio González (asesoría de guión), Fernando Romero (sonido), y Edgardo Pérez Castillo (jefe de producción). El proyecto lleva por título La última rebelión, ha sido recientemente premiado -el 14 de diciembre pasado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), en el marco del Concurso Nacional de Telefilmes Documentales El camino de los héroes, organizado en adhesión a la celebración del Bicentenario de nuestro país.

La ceremonia, realizada en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), contó con la participación de Liliana Mazure -presidenta del Incaa , la vicepresidenta del Instituto Carolina Silvestre, la gerenta de Acción Federal (Incaa), Lucrecia Cardoso, y el coordinador general del Programa Bicentenario (Incaa), Rodolfo Hermida.

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Fueron premiados veintiséis proyectos, uno por cada provincia, uno por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, uno por Malvinas y uno por Antártida. El proyecto que dirigirá Pablo Romano fue el ganador por la provincia de Santa Fe, y se centra en el último levantamiento de los indios Mocovíes, ocurrido el 21 de abril de 1904 en la localidad de San Javier. El mismo acontecimiento fue también retratado, de forma pionera, por la película El último malón, realizada en 1917 por el santafesino Alcides Greca, famosa también por contar, entre sus intérpretes, con la participación de protagonistas del hecho real.

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«El título del documental es La última rebelión -explica Pablo Romano por el nombre que los mismos mocovíes utilizan como forma de reivindicación, ya que dicen que ‘último malón’ responde a la mirada de los blancos. Ellos le llaman ‘la última rebelión’ porque fue el último grito en contra de la opresión, justamente, del blanco. Es un proyecto que venimos trabajando desde hace bastante tiempo con Arturo Marinho y que afortunadamente, a partir del premio, vamos a poder completar».

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¿De dónde surgen las motivaciones para el proyecto?

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Son varias, pero te podría decir qué es lo que venía pensando, a nivel personal. Es algo que viene de cuando yo era muy chico, de cuando mi abuela me contaba acerca de los malones que había presenciado y padecido. Mi imaginario, mientras ella me lo contaba, era el de las películas de los westerns de Hollywood, donde el indígena era malo y cruel y producía hechos violentos por puro placer. Realizar este documental es la oportunidad de enfrentarme a ese imaginario de niño y confrontarlo con lo sucedido en San Javier durante 1904 y la posterior película realizada por Alcides Greca en 1917. De esta manera podría tender un puente con esas imágenes que mi bisabuela supo narrarme de niño pero con una nueva lectura acerca del aborigen; la del padecimiento, la del exterminio por la vía del progreso y la exclusión, porque en realidad ese último malón tal vez haya sido un grito de rebelión ante la visión de la desaparición de su vida y su cultura.

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¿Desde qué lugares narrativos pensás abordarlo?

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Hay varias líneas narrativas. Una tiene que ver, como decía, con la película de Greca; otra se vincula con las reivindicaciones simbólicas que los mocovíes vienen realizando; y otra de las líneas tiene que ver con la creación de una escritura que preserve la lengua mocoví, tarea que viene desarrollando Alfredo Salteño, un maestro mocoví que decidió crear una escritura para preservar su lengua, que es ágrafa. Es en la localidad de Colonia Dolores, lugar donde pensamos trabajar, donde este maestro se dedica a dar clases de mocoví. Y por otro lado, hay muchísimas cosas más, que tienen que ver con el mismo cine, con esta cosa del suceso del cine y el suceso de lo real.

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La última rebelión se traducirá en un film documental de 48 minutos de duración, que será exhibido, junto con los demás proyectos ganadores, por los canales públicos de televisión argentinos y del Mercosur. «Me parece crucial para pensar el bicentenario -añade Romano no sólo repensar a los gestores de la revolución de mayo sino también el lugar asignado a los pueblos originarios».

Arte, Humor Gráfico y un poco más… por NITO

Nos da gusto presentarles la obra de Anibal Chavez, Nito. Otro Sanjavierino errante. Sin duda su producción es novedosa y auténtica. Con ironía y un humor bastante negro Nito refleja el sentir de toda una generación de jóvenes de San Javier. Es curioso que en este momento tantas manifestaciones artísticas confluyan por distintos medios. En gran medida gracias al internet esta comunicación y participación está floreciendo. Necesitamos fortalecernos y reconocernos. Saquemos al sol nuestros trabajos. ¡Un abrazo Nito!

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Hombre Gris (por Nito)

Madre, he de confesarte algo horroroso
Has dado a luz a un hombre gris
el cual no tiene brújula
ni decide su propio destino
Deja que el viento dibuje nostalgias
en su larga cabellera al viento,
mientras grises espadas acuchillan su corazón
Cada día, sin poder llorar
La tristeza lo enceguece,
se tropieza al caminar
Parece estar suspendido
y desciende al vacío con las manos vacías
El viaje a su corazón es eterno,
los árboles de su memoria se han secado
No puede escapar porque ya está libre
No puede morir porque ya está muerto
Es una recta hacia la nada,
su alma un pueblo sin calles
Una tierra sin senderos
Es realmente un hombre gris
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Mocobí Patroncito

Otra forma de mirar a San Francisco Javier

El siglo XVIII se caracteriza por el agravamiento de la guerra contra el indio en la frontera de Santa Fe… …en las primeras décadas del 1700 la situación adquiere una gravedad inusitada… …la convulsión se extendió a toda la pampa argentina, los ataques se verificaron en Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Salta.

Francisco Barrera al referirse a la capacidad militar de los Mocovíes y Abipones había expresado «si todos los guerreros Abipones hubiesen fallecido a excepción de sólo diez, con esto hubiese bastado para tener a todo el país sobre armas…»

«…La Reducción de San Javier fue fundada en1743 por el Padre Francisco Burgués. Diversas circunstancias impulsaron su instalación, dos resultan fundamentales:

1) el decurso de la guerra contra el aborigen;

2) el abandono de Santa Fe por parte de la administración central de Buenos Aires…»

«…Al referirse a este acontecimiento Burgués escribe «á 27 de junio pudimos salir para la nueva fundación. Salimos con el señor General (Francisco Antonio de Vera Mujica), que iba con sus soldados y peones, el Padre Núñez y yo. Llegamos al pueblo viejo de Santa Fe, que dista del nuevo como diez y ocho leguas, y allí cerca de una loma limpia se hizo la población» (Furlong, 1938, pág. 25)…»

«…El acta del Cabildo expresa que se colocó «…en la capila por patrono, a San Francisco Javier, y poniéndole por nombre al expresado San Javier…»

«…A los tres meses de instalada la reducción se incorporó voluntariamente el cacique Cithaalín (hermano del asesinado Ariacainquín, y furtivo vengador, por años, de éste), lo que demuestra el éxito obtenido por los misioneros, que fue mucho más contundente que el que habían logrado los militares por la fuerza de las armas. En pocos meses los sacerdotes consiguieron lo que no pudo la violencia en doscientos años de historia…»

(Historia de la fundación de Reconquista. Capítulo II. Prof. Edith Gabriela Gallagher.)

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Declaraciones del cacique Ariacaiquín:

«…los españoles son hombres falsos, tienen de cierto buenas palabras, pero sus sentimientos nos perjudican… han engañado en demasía a nuestros antepasados, su amabilidad era una traición y una amistad simulada, pues sólo trataron de hacernos esclavos y matarnos a azotes y, como si nosotros no fuéramos seres humanos como ellos y no tuviéramos entendimiento, nos emplearon como bestias de carga. (Si) nosostros quedábamos postrados bajo la carga, colocaban la carga sobre algún otro y nos dejaban tirados en el campo y perecer de sed como animales. Desde esos tiempos nosotros no hemos podido aguantarlos y los hemos perseguido como nuestros peores enemigos hereditarios…»

(Florián Paucke, 1943, pág. 9)

El San Francisco, El San Javier

Basílica de San Francisco Javier - Navarra

Francisco nace en el año 1506 en el castillo de Javier, que era uno de los puntos defensivos principales del reino de Navarra, hoy norte de España. Tras la invasión del reino de Castilla (España Meridional) en 1512  a Navarra, el castillo es demolido, la familia exiliada, y dos de sus hermanos condenados a muerte (posteriormente indultados). Unos años después Francisco va a estudiar a París filosofía y al licenciarse ejerce como maestro. Es en esa época, 1529, que conoce a Iñígo de Loyola (San Ignacio de Loyola), un estudiante que incluso había batallado contra la propia familia de Francisco, al pertenecer al reino vecino; motivo por el cual estaba entre otras cosas rengo. Con el tiempo se hacen íntimos amigos, e Ignacio inicia a Francisco en el camino de entrega de su vida al desarrollo del espíritu; una nueva vida dedicada a predicar la humildad, evangelizar  y atender a los más necesitados. En 1934 fundan «La Compañía de Jesús». Y de allí en adelante Francisco de Javier se dedicó a realizar largas misiones como evangelizador.

Según cuentan ciertas versiones, su vida de noble, y posterior Filósofo graduado, contrastaban con su nueva vida de misionero. París es una ciudad que históricamente ha fortalecido el ego de sus estudiantes, en particular el de un noble sin dificultades para desarrollar su ambición. Sin embargo el suyo no sería un camino común.

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Luego de la fundación de «La Companía» Francisco, habiendo tomado los votos en Mortmartre, parte a pie con sus compañeros, atravesando los Alpes, hasta Venecia; donde pensaba encontrarse con Ignacio y viajar a Jeruslaem. No es posible realizar el viaje porque Turquía declara la guerra a la ciudad. En junio de 1537, Francisco es ordenado sacerdote por el obispo de Vicenza. Y se dirigen con Ignacio a Roma para lograr que el Papa aprobara la «Compañía de Jesús».

La austeridad de vida y la formación intelectual de los primeros jesuitas les hizo famosos y admirados en toda Roma. Por eso, el rey de Portugal Juan III y su embajador pidieron al Papa Paulo III que enviara a algunos de ellos a las misiones portuguesas de la India.

El 7 de abril de 1541 Francisco partió a la India, ese mismo día Javier cumplía 35 años.

…Francisco estuvo dos meses mareado. En el golfo de Guinea les sobrevino una larguísima calma chicha que los tuvo anclados varias semanas. Con el intenso calor del verano, los víveres se corrompían y agusanaban, el agua se pudría y los enfermos yacían en la bodega. Pronto se propagó entre la tripulación el escorbuto y luego la peste…

(El Mundo de Javier – Una Visión del Siglo XVI a través de la vida de San Francisco Javier)

En 1543 Francisco recorre distintas localidades y poblados de toda la península de la India, cuidando enfermos y predicando. En 1545 arriba a Madrás, donde se encuentra el sepulcro de Santo Tomás apóstol. La comunidad cristiana de Madrás le donó una reliquia que habría pertenecido al apóstol, y que luego siempre llevaría consigo. Después se embarca a Malaca, ciudad real de Malasia que en ese tiempo era un importante puerto portugués. Durante año y medio recorre varios puntos del archipiélago de las Molucas.

Cuentan que la respuesta evangelizadora fue buena en algunos poblados, incluso existieron algunos conversos. Su principal problema era la frontera del idioma ya que existen cientos de dialectos en cada pequeña región asiática.

En 1548 Francisco regresa a la India, visita Ceilán, permanece varios meses en Goa y planifica su viaje a Japón. El 15 de agosto de 1549  desembarca en Kagoshima e inicia su recorrido por varias regiones de Japón.

«…Son los japoneses más sujetos a la razón de lo que nunca jamás vi en gente infiel; tan deseosos de saber que nunca acaban de preguntar y de hablar a los otros las cosas que respondíamos a sus preguntas…»

Comenzó a predicar en la calle, pero luego prefirió el trato personal, en los domicilios, mediante conversaciones y disputas, en las cuales va apreciando la profundidad del alma japonesa.

(El Mundo de Javier – Una Visión del Siglo XVI a través de la vida de San Francisco Javier)

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En 1550 recorre Hirado y Yamaguchi. En 1551 llega a la capital japonesa, Miyako (Kyoto), para solicitar al emperador permiso para predicar. Ante la negativa de ser recibido, regresa a Yamaguchi, donde puede predicar el cristianismo.

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1552

Tras regresar a la India, planifica su viaje a China, país que castiga con la pena de muerte la entrada de extranjeros, pero que Javier considera la clave de la evangelización de Oriente. En abril, tras ser nombrado Provincial del Oriente de la Compañía de Jesús, parte para Malaca, donde tiene un duro enfrentamiento con Álvaro de Ataide, capitán mayor, quién le impide que viaje a China como enviado del rey de Portugal. Privado de las garantías que Javier pensaba que le facilitarían su entrada en China, no abandona el proyecto y parte el 17 de julio. A finales de agosto llega a la isla de Sancián, donde espera tener oportunidad de atravesar las puertas cerradas de China y llegar a Cantón.

En esta espera le sorprende la muerte…

(diariodenavarra.es)

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Playa de la Isla de Sancián en la que San Javier murió

La Reducción de Mocobíes de San Javier

Introducción

Si repasamos la historia de San Francisco Javier nos sorprende el contraste de su vida y las ideas aparentemente diferentes que hemos creado de este santo tan familiar y sin embargo tan desconocido para nuestra cultura.

También es interesante ver que a medida que el cristianismo ha ido «evangelizando» cada rincón del planeta cada cultura fue haciendo propia una imagen de esa fe cristiana. Y también el sentido de su culto.

Una característica del ser humano es que la conexión con el fenómeno espiritual es siempre íntima y diferente.

No podemos generalizar la fe, la devoción, ni la creencia. Y aunque el proselitismo espiritual, al igual que el político, crea mucho daño hacia la fe; ésta sigue su camino y acaba hermanando comunidades y pueblos muy diferentes. Como es el caso de San Francisco Javier.

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Apropiación, Comunión y Sincretismo

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‘Tas igualito que antes

pegáito a la paré,

quemadito parejo,

sin cansarte, de a pie.

¡No de balde sos indio

mocobí, San Javier!

Al fundar la reducción de San Javier varios conflictos políticos y económicos se buscaban resolver desde el punto de vista de la conquista y los conquistadores. Pero, al mismo tiempo, varios conflictos internos a los conquistados buscaban respuestas. Las diferentes vertientes étnicas Guaycurúes estaban ya en crisis desde que su mapa, su percepción del universo, y por lo tanto de la cosmogonía original había sido alterada. Esa es la auténtica herencia de las guerras «centauras» del siglo XVIII. La más arriba citada declaración del cacique Ariacaiquín lo deja claro:

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«…no hemos podido aguantarlos y los hemos perseguido como nuestros peores enemigos hereditarios…»


Y esa incomodidad no era solo una incomodidad superficial, sino que llegaba a lo más profundo, lo más interno de las comunidades. Los Mocobíes y Abipones  fueron víctima de traiciones, pactos a medias, hostigamiento; incluso llegaron a ser tropa mercenaria al mando de los distintos caudillos regionales del virreinato. Hacía más de un siglo que no tenían paz. La seguridad de la armonía interna de su comunidad se había roto hacía tiempo.

Ahora la actitud del «blanco» había cambiado. Al menos eso parecía.

El año anterior había accedido al poder el Teniente de Gobernador Francisco Javier de Echague y Andía (¡qué casualidad este nombre! – nota del autor), quien logró obtener la paz con Mocovíes y Abipones. Para ello impulsó una estrategia radicalmente distinta a la de sus antecesores, porque aunque diariamente recorría con su tropa los lugares donde se establecían los asentamientos indígenas, su política no era matarlos sino tomarlos prisioneros y llevarlos a la ciudad donde les proporcionaba los alimentos necesarios y los colmaba de regalos. En respuesta los ataques aborígenes disminuyeron…

…Buscando resolver definitivamente la contienda, Echague y Andía pidió la colaboración del Rector del Colegio Jesuita de Santa Fe, con el que convino enviar a los Padres Francisco Burgués y José García, acompañados de un intérprete, a parlamentar con los naturales.

(Historia de la fundación de Reconquista. Capítulo II. Prof. Edith Gabriela Gallagher)

La llegada de San Francisco Javier fue el punto de partida para recrear aquella armonía en los indígenas reducidos. Los antiguos espíritus, en su carácter de unidad natural, tomaron un nuevo cuerpo en la imagen de San Javier. Todas las representaciones, todos los mitos ganaron unidad en él. Toda la tradición oral Mocobí con su contenido mágico se hizo presente en aquella lágrima que reza Julio Migno.

¡Aura sí ‘toy contento!

‘Tas viviendo otra vez,

mocobí patroncito,

Tataicito de ley:

¡Se te ha cáido una lágrima,

San Francisco Javier!


Así fue que Él habitó también en el cuerpo de un indio. De madera oscura, «quemadito parejo».

Y el «Pagre» lo sabía también: ¡No de balde sos indio mocobí, San Javier!

Esta es la profunda importancia que tuvo Florián Pauke para nuestra región. Y Jesuítas como Franciscanos decían conocer la raíz única de la fe, por ello respetaron (aunque sea solo la parte que les convenía, y aveces con mucha dificultad) algo del origen espiritual común de cristianos y originarios.

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Así San Francisco Javier se volvió Mocoví

Es imposible aventurar una conclusión de cómo ocurrió este proceso. Al menos no es posible ahora, si no encaramos una más profunda y completa investigación. Pero, mientras, podemos hacer analogías con lo sucedido en el resto del mundo.

Una de las experiencias mas maravillosas sucedió en México con la virgen de Guadalupe. En ella todos los rasgos de aquellos complejos, espirituales  y científicos pueblos prehispánicos encontraron unidad:

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Y otro ejemplo referido a nuestro patrono es esta imagen dedicada a San Francisco Javier en el sur de India, con ella su carácter de santo indú es incuestionable, y demuestra que en muchas regiones del mundo esas representaciones se fusionaron con la identidad espiritual local:

San Francisco Javier - India

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Y al final…

Creo que es posible arriesgar algunas conjeturas generales: Los Jesuítas contaban con métodos de evangelización que incluían impulsar los procesos de sincretismo, asociación y unificación del culto indígena y cristiano. Esto permitió cruzar lazos de amistad y confianza mucho más profundos con los misioneros.

Este era un método peligroso. Que comprometía la pulcritud de la Orden frente al Vaticano y a la todavía reciente «Santa Inquisición». Las prácticas religiosas católicas ya estaban completamente vinculadas al poder.

Estas relaciones íntimas con el «paganismo» fueron, sin duda, una de las causas determinantes de la expulsión de la «Compañía de Jesus» de América.

También es de considerar que aquellos sacerdotes misioneros quedarían para siempre marcados con el sentir y la entrega del pueblo indio.

…Cuando nuestras carretas comenzaron a partir de nuestro pueblo comenzó entonces en la aldea el llanto y lloro, que también a los diputados les corrieron las lágrimas desde los ojos. Todos cabalgábamos, desde todos lados los indios gritaban a los misioneros: ¡Amé loguiji e Padril enomal ncopata gdapilij! ¡Andad y viajad padres, pero volved en corto tiempo! El pueblo entero estuvo parado en la plaza, chicos y grandes en la mayor pesadumbre. Aletín … quiso acompañarme también, pero tras largo ruego retornó; sus últimas palabras fueron: Naatic Padri zolemte tapeco gdiogdenatagan gaigui tomalet jovidos mjalamac m Dieleb. Yo agradezco Pater la compasión y misericordia que tú has demostrado y he de recordarla hasta que llegará mi muerte.

Allí está nuestro San Francisco Javier para demostrarlo:

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San Francisco Javier

San Francisco Javier

San Francisco Javier

mocobí patroncito,

¿Ya no nos conocés?

¿’tará tan viejo el indio

que ni el cielo lo ve?

¡Ni en la peor de mis noches

yo nunca te olvidé!

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De entre tunales bravos,

cansao me desperté.

Más de doscientos años

mi pagre San Javier

‘tuve dormido a lo indio;

oídos sin comprender,

los ojos hechos tierra,

lengua también,

sin sangre, sin la idioma,

hasta que ayer

soplaron en mis huesos

que soñaban volver,

y aquí estoy, Tata Viejo,

de cacique otra vez.

‘Tas igualito que antes

pegáito a la paré,

quemadito parejo,

sin cansarte, de a pie.

¡No de balde sos indio

mocobí, San Javier!

Le pegué pa’ la costa,

‘ta el río igual que ayer;

más indiecitos rubios,

blanco voló y se fue,

china quedó con l’hijo,

choclito ‘e padecer.

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Ya no te baila el indio

desde el amanecer;

murió el tambor, la flauta

se fue;

Golondrina ‘tá muerto,

su violín ‘ta con él.

Se fundió el tonto-yogo,

todo perder:

procesión, canto, todo,

porque juyó la fe.

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¿Dónde pedirá el indio

su poquito ‘e comer?

¿Pa’ qué rezará lluvia

si han sembrao malquerer?

¿Pa’ qué quiere la vida

sin pagre, sin mujer,

sin hijo que sea suyo?

¡Ya ni lo peor pa’ él!

La indiada es una sombra

que se va sin volver.

¡Acordate é nojotros,

San Francisco Javier!

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De don Florián la flauta

suena en l’agua al crecer;

sólo los mocobises

la pueden comprender.

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Cuando echaron al pagre,

no sé por qué,

todo el toldo a caballo

lo siguió a Santa Fe.

Mi lanza iba en la punta

¡de balde galopié!

Florián Pauke era un santo

como vos, San Javier.

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¡Qué triste quedó el indio

desde que faltó él!

Vivió, pero muriendo,

San Francisco Javier.

Aura me llaman, pagre,

pa’ que te venga a ver.

Decile al hombre blanco

que me los trate bien.

Un poquito de tierra

p’arar y pa’ comer,

y un poquito ‘e cariño,

si es que le queda yel,

porque el indio, mi Tata,

es cristiano también.

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Hacé un milagro chico,

total pa’vos… ¿qué es?

Abrile al blanco el pecho

pa’ que pueda entender;

dale un corazón de indio

pa’ que sepa querer;

sosegale las manos,

refrescale la sien,

pa’ que calcule menos

y así nos pueda ver.

¡Tráilo a don Florián Pauke,

San Francisco Javier!

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Pagre …Pagre Francisco,

Tatita, escúcheme:

el tonto-yogo lindo

que le gustaba a usté,

en mocobí paisano

Tata, le cantaré:

Tarará … grillito cri-cri,

tambora y violín,

tambora y violín …

tarará corriendo schipiac,

comiendo amanic,

comiendo aman …

¡Aura sí ‘toy contento!

‘Tas viviendo otra vez,

mocobí patroncito,

Tataicito de ley:

¡Se te ha cáido una lágrima,

San Francisco Javier!

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(Julio Migno, MIQUICHISES)